Las rupturas, el desamor, la dependencia emocional son una de las demandas más habituales en el paciente que llega a consulta a día de hoy sin importar la edad y el sexo. Según el tipo de relación y el vínculo que hayamos formado con la otra persona, viviremos la ruptura con mayor o menor sufrimiento. En este punto me parece importante hablar de tres tipos de relaciones:
Relación sana de pareja
En primer lugar, para hablar de una relación de pareja sana debemos olvidarnos de la idea de una relación perfecta. Eso no existe. Es un tipo de relación en el que existe altos y bajos, dificultades y problemas, pero en el que las dos personas que forman la relación están interesadas en resolver sus dificultades mediante esfuerzo, apoyo y actitud de mejora de la relación, siempre desde el respeto.
Otro aspecto muy importante es la aceptación de las inseguridades, los miedos, las debilidades de la otra persona sin que existan juicios ni pretensión de cambiar a la persona. En definitiva, la aceptación de la otra persona.
¿Cómo podemos tener una relación de pareja sana?
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- Cuidar la relación
- Pasar tiempo de calidad juntos
- Aprender a convivir con la otra persona
- No esperar cambiar a tu pareja
- Aceptar los puntos en los que existan diferencias
- Comunicación
- Confianza
- Honestidad
- Respeto
Relaciones que pueden ser salvadas
En este tipo de relación, la pareja puede encontrarse alejada por algún punto de conflicto que no consiguen resolver sin que este mismo entre conflicto con los valores personales ni los valores de pareja, pero existe una buena base, un proyecto en común acorde a los valores que tienen y existe una implicación por parte de ambos para mejorar la relación y solucionar el conflicto que mantienen.
Relaciones basadas en dependencia emocional
Al contrario que en las anteriores, una relación basada en la dependencia emocional no funciona porque parte de una necesidad. Y esto hace que nunca vaya a funcionar, porque nunca lo ha hecho. No existe una buen base creada y ni si quiera un proyecto en común. Este tipo de relaciones no se forman desde el amor sino desde la necesidad de aliviar algunas cuestiones emocionales como: el miedo a estar solo/a, inseguridades, vacío, ansiedad…
Los buenos momentos en este tipo de relaciones son escasos y abundan la ansiedad y el sufrimiento.
Las creencias, la educación, la presión social por tener pareja son factores que influyen en la velocidad en la que se forman estas relaciones. Normalmente empiezan de una manera intensa, muy rápida, idealizando a la otra persona y colmando nuestras emociones en la otra persona. Esta velocidad en el proceso nos impide analizar y observar tanto lo que sentimos nosotros cuando estamos con y sin esa persona como observar las reacciones y comportamientos del otro. Esta falta de análisis nos lleva a justificar los comportamientos y de esta manera entramos en un bucle de dependencia.
Si atiendes a tu historia de relaciones de pareja, ¿Qué modelo de relación ha estado más presente?
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